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lunes, 22 de julio de 2013

AHI ESTA EL DETALLE





NOMAS APURRUÑATE, MI CUATE

Ahí está el detalle


Jamás la he olvidado, pese a que vi sus películas restantes. De ella y con ella partí para todos mis análisis del personaje, el original por supuesto, no el decadente y sentimental moralista en el que se convirtió luego como producto de una metamorfosis lamentable. Dos cualidades son las más destacadas de Cantinflas, su repetida manera de caer en situaciones de doblez -siempre tiene que vérselas con una suerte de complot donde él mismo debe asumir otra personalidad- y su proverbial forma de conducirse con sus amigos más íntimos, sobre todo  en el momento de la impostura que le toca representar. Los trata de "igualados", simulando y hasta creyendo que su posición es producto de una meritoria condición privilegiada, de clase social alta o de un abolengo repentino que él mismo persiste en asumir como si fuera auténtico, marcando las distancias chocantes del converso y haciendo que sus acciones no sean otra cosa que una verdadera y genial parodia... 
Renglón aparte nos merece la forma en que Cantinflas se dirige a sus semejantes. Aquí mismo -en "Ahí está el detalle" que es para mí la mejor película de su larga carrera- lo comprobamos en uno de sus instantes más estelares. A la pregunta del abogado acusador en el juicio que se le sigue "¿A ver, jovencito, cuál es su gracia,?" Cantinflas responde de inmediato y sin inmutarse, y en uno de los más espectaculares momentos del cine: "La facilidad de palabra". (FOTOSÍNTESIS le dedica la presente entrega a quienes siguen viendo en Cantinflas la mejor parodia de los conversos y no el decadente personaje que manipularon luego las películas a color para convertirlo en un moralista de llantén y mocos por cualquier cosa).            

1 comentario:

  1. Éste fue el inmortal Cantiflas, el otro, el llorón y moralista, y candidato y cura y otras monsergas, a buena vida pasó.

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